viernes, 9 de julio de 2010

Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno...

"[...]Cada uno de los hombres no es tan sólo él mismo; es también el punto único, particularísimo, importante siempre y singular, en el que se cruzan los fenómenos del mundo, sólo una vez de aquel modo y nunca más. Así, la historia de cada hombre es esencial, eterna y divina, ya cada hombre, mientras vive en alguna parte y cumple la voluntad de la Naturaleza, es algo maravilloso y digno de toda atención. En cada uno de los hombres se ha hecho forma el espíritu, en cada uno padece la criatura, en cada uno de ellos es crucificado un redentor.

Muy pocos saben hoy lo que es el hombre. Muchos lo sienten, y por sentirlo, mueren más aliviados. [...]

No soy hombre que sabe. He sido un hombre que busca y lo soy aún, pero no busco ya en las estrellas y en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mí. Mi historia no es agradable; no es suave y armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a ensueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse a sí mismos.

La vida de todo hombre es un camino a sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero. Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin, viscosidadesycáscaras de huevo de un mundo primordial. Alguno no llega jamás a ser hombre, y sigue siendo rana, ardilla u hormiga. Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez. Pero cada uno es un impulso de la Narutaleza hacia el hombre. Todos tenemos orígenes comunes: las madres; todos nosotros venimos de la misma sima pero cada uno -tentativa e impulso desde lo hondo- tiende a su propio fin. Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno."

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